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Demasiados barcos nuevos para una carga cada vez más escasa. Las empresas navieras operan con buques más grandes para ahorrar sin que se genere carga suficiente para llenarlos. Este desequilibrio, que se agranda año tras año, ha provocado el desplome de los precios y está llevando al límite la rentabilidad de las operaciones del sector y de las navieras. Las empresas que ahorraron durante la época de vacas gordas intentan salir a flote con fusiones en un mercado ya de por sí en muy pocas manos. Las que no, se han visto abocadas a la quiebra por la fuerte crisis que vive el sector en el comercio mundial.

La industria no se ha ajustado a la nueva realidad del sector. Si bien por primera vez en la historia el volumen del comercio marítimo mundial superó los 10.000 millones de toneladas, los envíos se expandieron en 2015 un 2,1%, la tasa más baja desde el estallido de la crisis financiera internacional. Por el contrario, la capacidad de la flota mundial creció un 3,5% en el mismo periodo. En el segmento de los contenedores la diferencia es aún más abrupta: mientras la carga crece a un ritmo del 2%, el tonelaje que los buques pueden transportar un 8% más.

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